Lo perdoné por las mentiras que
dijo.
Y lo perdoné por romper mi cuerpo con su tacto.
Pero no podía perdonarme quedarme.
Hasta que te conocí... mi antídoto.
Sabía que no podía seguir perdonándolo, cuando podía estar a salvo en tus
brazos.
Con tu toque, no hubo lágrimas.
Con tus besos, por fin pude respirar.
Podrías ser el villano en la historia de todos...
Pero no en la mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario