Eso es lo que pasa con los
corazones…
Como las olas, también se rompen.
Duelo.
Nunca he luchado con el dolor
crudo y debilitante que lo acompaña.
Entonces, un giro del destino me
golpea de la nada y apenas puedo evitar ahogarme.
Es como si tuviera pesas atadas a mis tobillos en mitad de un océano embravecido.
Estoy indefenso, y no tengo forma
de nadar de regreso a la superficie.
Pero el destino es aún más cruel,
trayendo de vuelta a mi hermanastro por primera vez en años.
Cannon nunca quiso a esta
familia. Especialmente a mí.
Aun así, él siempre ha sido mi
mayor deseo. Y mi mayor debilidad.
Es inalcanzable.
Heterosexual, comprometido y con
una vida aparentemente perfecta al otro lado del país.
Es algo que haría bien en
recordar, pero cuando se queda, es muy fácil de olvidar.
Al encontrar consuelo juntos,
reparamos lo que una vez se rompió.
Esta pérdida nos une. Nos cambia.
Él se ha convertido en algo más
que un hermano o un amante.
Él es mi ancla.
Entonces, ¿cómo se supone que voy
a mantener mi cabeza fuera del agua cuando eventualmente lo pierda a él
también?
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