Una publicista de libros sobrecargada de trabajo y con un futuro perfectamente planeado se topa con un obstáculo cuando se enamora de su compañero de piso temporal... sólo para descubrir que vive siete años en el pasado, en esta ingeniosa y sabia novela de la autora del bestseller del New York Times The Dead Romantics.
A veces ocurre el peor día de tu vida, y tienes que averiguar cómo vivir después de él.
Así que Clementine forma un plan para mantener a salvo su corazón: trabajar duro, encontrar a alguien decente a quien amar e intentar acordarse de perseguir la luna. Esto último es una tontería y obviamente metafórico, pero su tía siempre le decía que necesitabas al menos un gran sueño para seguir adelante. Y durante el último año, ese plan ha funcionado sin problemas. Sobre todo. La parte del amor es difícil porque no quiere acercarse demasiado a nadie; no está segura de que su corazón pueda soportarlo.
Y entonces encuentra a un hombre extraño en la cocina del apartamento de su difunta tía. Un hombre de ojos amables, voz sureña y gusto por las tartas de limón. El tipo de hombre del que, antes de todo, se habría enamorado perdidamente. Y podría volver a estarlo.
Pero él existe en el pasado. Hace siete años, para ser exactos. Y ella, literalmente, vive siete años en el futuro de él.
Su tía siempre decía que el apartamento era un pellizco en el tiempo, un lugar donde los momentos se mezclaban como acuarelas. Y Clementine sabe que si deja caer su corazón, estará condenada.
Al fin y al cabo, el amor nunca es cuestión de tiempo, sino de sincronización.
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