Nunca he escuchado palabras más desperdiciadas en mi vida. Aunque debo admitir que el consejo de los dotados nunca tuvo mucho que decir que valiera la pena. Los únicos miembros entre ellos que dicen algo que vale la pena escuchar son mis padres, el Rey y la Reina de los Stygians, el pueblo de la Magia Oscura.
Desafortunadamente para mis
hermanos y para mí, han elegido comportarse amablemente en lugar de hundir sus
garras en cualquiera que se atreva a exigir algo de sus herederos. Al menos en
este caso.
Cada dotado se ve obligado a dejar
atrás nuestro reino después de graduarse para pasar los siguientes cuatro años
en un mundo que no es el nuestro, mientras pretenden que es suficiente para
aquellos con algo más profundo arañando bajo su piel.
No lo es. Ni de cerca, y aunque
es tan aburrido como pensé que sería, encontramos formas de entretenernos.
Un poco de Polvo Fae, el poder de
la persuasión, y es una fiesta digna de un rey... o cuatro.
Fue divertido el primer año, pero
ahora estoy en el segundo, y en el momento en que volví al campus, supe que
sería peor que antes. Lo sentí, ese tirón enterrado bajo mi piel, el susurro de
una advertencia profunda en mi mente que podía escuchar pero no alcanzar.
Comienza con una fiesta humana y
termina con una maldita pesadilla.
Una de un metro sesenta, con
cabello blanco como la nieve y unos ojos como hielo, es un problema.
Una sin dones.
Así es, es humana.
Sin valor.
Y si la sombra que rodea mi alma
me está diciendo lo que pienso que es... me pertenece.
Mi nueva obsesión... es mi pareja
destinada.
Pero no hay forma de que los
destinos me den a mí, un Lord de Rathe, un heredero al trono de la magia
oscura, una chica sin dones.
Demostraré que se equivocaron.
Que ella no es mía.
Si tengo suerte, la destruiré en el proceso.
2. FATE OF A FAUX
Pero es mi incapacidad para tenerla lo que podría acabar con todos nosotros, ya que el destino se niega a ser ignorado.
Ahora, una oscuridad recorre las calles de Rathe, amenazando con destruir el Reino que conocemos y amamos, y todo es por ella.
Sólo hay una forma de restaurar el equilibrio, y empieza y termina con ella.
¿Cuál es el problema? Rompí a la chica en mil pequeños pedazos sin pensarlo dos veces. Ganarse su perdón no será fácil, pero está bien.
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