Empezó como cualquier otro
martes.
Pasé doce horas escribiendo algoritmos para una de las mayores empresas del
mundo y luego volví a casa para trabajar en mi proyecto favorito: introducir
datos sobre los hombres que conocía en una fórmula para encontrar a mi pareja
perfecta antes de que mis veinte años llegaran a su fin.
Pero entonces un hombre llamó a mi puerta y me entregó unos papeles que
pusieron mi vida patas arriba.
Al parecer, un padre que no sabía que existía me había dejado algo en su
testamento. Ese algo resultó ser parte de la propiedad de un equipo de fútbol
profesional.
Lo siguiente que supe fue que estaba aprendiendo un deporte del que no sabía
nada pasando tiempo con el quarterback del equipo, que estaba lesionado, un
hombre que, según mi fórmula, no era para mí.
Christian Knox era demasiado guapo y seguro de sí mismo para su propio bien y
podía tener a cualquier mujer que quisiera. Sólo que últimamente la única mujer
que parecía querer era yo.
Pero de ninguna manera iba a involucrarme cuando ahora era su jefa, aunque
fuera increíblemente guapo y tuviera la boca más sucia que jamás había visto.
Estaría mal, ¿no?
Seguramente. Pero ya sabes lo que dicen de las cosas que están mal... a veces
se sienten tan bien.
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