Intenté olvidarme de ellos, pero ellos nunca se olvidaron de mí.
El primer día que llego a Cinderhart, mi paseo inocente por el bosque se ve interrumpido por un asesinato espantoso.
Veo todo, incluyendo los chicos salvajes que cometen el crimen.
Entonces, me ven.
Corro pero me atrapan, torturan y prometen matarme si digo una palabra sobre lo que vi.
Ahora sus sonrisas malvadas atormentan cada momento de mi vigilia.
La sensación de sus manos fantasmas constantemente sobre mi piel.
Y sus ojos diabólicos persiguen mis sueños.
Estoy desesperada por seguir adelante, por dejar de vivir con miedo.
Me obligo a olvidarme de ellos y nuestro oscuro secreto.
Funciona por un tiempo.
Hasta que los vuelvo a ver.
Knox, Mason, Silas.
Las Serpientes de la Academia Cinderhart.
Acechan en los pasillos de mi escuela nueva, jefes supremos intocables.
Son adorados como seres divinos, pero todos temen su ira.
Estoy atrapada dentro de las paredes de la Academia Cinderhart con ellos. A su merced.
Pero no soy la misma chica a la que atormentaron en el bosque.
No tengo nada que perder.
Si siguen obligándome a sus juegos retorcidos, voy a jugar para ganar.
2. SAVAGES
Me quitaron todo. Es hora de devolver el favor.
Hace unos meses, solo era una chica normal de diecinueve años.
Ahora estoy atrapada en una universidad remota y retenida a merced de tres
matones salvajes.
Nadie puede ver a través de los disfraces de Adonis de las Serpientes.
Excepto yo.
Nunca me había sentido así de sola. Así de aterrorizado. Así de… furiosa.
Estos tres asesinos me robaron todo.
¿Piensan que la humillación, la degradación, el sufrimiento por el que me han
hecho pasar me ha dejado destrozada?
Adivinen otra vez, Serpientes.
Podrían ser más fuertes que yo.
Podrían ser intocables.
Pero me quitaron todo, así que ahora no tengo nada que perder.
¿Este juego suyo? Estoy jugando para ganar.
Sé exactamente cómo hacer que se arrastren a mis pies.
Pero no los perdonaré. Los romperé a los tres.
Empezando por sus corazones negros.
3. SNAKE
Es hora de ponerme los tacones
altos y bailar lento con el diablo.
Tres de ellos, para ser exactos.
¿Qué haces cuando tus peores enemigos se arrodillan y te invitan al baile de
graduación?
Dije que sí porque aún soy lo suficientemente ingenua como para pensar que esos
salvajes pueden ser domados.
Les va a costar mucha humillación antes de que pueda perdonar a las Serpientes
por lo que me han hecho.
Espero que este baile sea su forma de pedir una tregua.
Lo más probable es que, sea una trampa. Un baile escolar es el lugar perfecto
para orquestar la máxima humillación pública.
Solo hay una forma de averiguarlo.
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