¿Cómo se conocieron?
La pregunta por excelencia que se les hace a todas las parejas. Y la respuesta suele ser una historia de amor burbujeante, de ser golpeados en el trasero por la flecha de Cupido.
Mi encuentro bonito (bueno, no tan bonito) es ligeramente diferente. Estaba rondando por un barrio adinerado de Beverly Hills, buscando a alguien que me tomara como novia, ya sabes, para poner celoso a mi archienemigo que, en consecuencia, acaba de despedirme.
¿Soy amiga de JP Cane?
¡Ja! Eso es ridículo.
Además del hecho de que ha adoptado una noción descabellada de la película Cuando
Harry conoció a Sally que dice que los hombres y las mujeres no pueden ser
amigos y trabajar juntos, es seguro decir que no somos amigos. Es
irritantemente ruidoso, odiosamente guapo, y ha hecho un arte de tocar todos
mis puntos sensibles... varias veces al día.
Así que puedes imaginarte lo disgustada que estoy cuando no solo tengo que
volar a San Francisco con él por trabajo, sino también quedarme en el mismo
penthouse. Sí, compartimos el mismo aire, veinticuatro horas al día. Estamos
hablando de compañeros de trabajo por completo.
El hombre no sabe lo que significa llevar una camisa, se alimenta de barritas
de proteínas y, lo adivinaste, gime lo suficientemente fuerte como para que la
gente crea que es Meg Ryan en un restaurante.
Alerta Spoiler: NO QUIERO lo mismo que él.
Añade su continuo coqueteo y su impresionante aspecto, me encuentro ante una
seductora tentación que me hace difícil dormir por la noche.
Pero, ¿adivina quién puede controlarse? Esta chica.
Porque si hay algo que sé con certeza es que JP Cane y yo no estamos destinados
a estar juntos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario