Las chicas buenas no salen con
rockeros. Ciertamente, no tienen amigos rockeros con beneficios.
Todavía virgen a los veintiuno,
Meg Smart camina por un camino derecho y estrecho. Le va estupendo en sus
clases, se destaca en su trabajo de medio tiempo, y evita los problemas
cuidadosamente… nada de bebidas, nada de drogas, y especialmente nada de
novios.
La estrella de rock Miles Webb no hace la cosa de “novio”. Omite la intimidad y el amor en favor de la distracción fácil: una bella mujer debajo de él gritando su nombre.
Meg es atraída por el dolor en su
hermosa y torturada voz. Pero el hombre que escucha en la radio no se parece en
nada al jugador que conoce en la fiesta en la casa de un amigo en común. Cuando
entra inesperadamente en uno de sus encuentros, se siente lo suficientemente
avergonzada como para morirse. Las despiadadas burlas de él la dejan sonrojada
y frustrada, se siente está intrigada por su ingenio, su confianza, su oferta
casual de darle una noche que nunca olvidará.
Ninguno de ellos quiere una
relación, así que establecen un acuerdo: Serán amigos con beneficios, nada más,
nada menos. Solo hay tres reglas: nada de secretos, nada de sentimientos, nada
de enamorarse.
Solo que ninguno de ellos puede
cumplir con los términos.
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