Él era caliente. Yo estaba sin ropa. Y no tuvimos ninguna oportunidad en el infierno de ser platónicos.
Seré la primera en admitir que vivo en el extremo. Después de diez años encerrada en lo que parecía un matrimonio disfuncional, ahora estoy definitivamente libre de chicos. En casi tres años no he tenido novios, no hay peleas, ni citas y nada de sexo. Por el bien de la carrera de mis sueños, el sacrificio ha sido fácil. Al menos lo era.
Hasta que llegó.
Lukas Hendricks. Él es grosero, hermoso, arrogante, una pared tallada en piedra de músculos y distracción. Él es todo lo que debo evitar, pero no hay como evitar a tu vecino de al lado. Oh si. El hombre ahora vive a tres pasos de mí y para empeorar las cosas, se estrelló en mi vida mientras estaba relajada en la bañera - mortificante por decir lo menos - y fue algo así: Estaba expuesta. Me vio. Se rió.
Y luego me quedé afuera.
En resumen, Lukas Hendricks fue un problema desde el comienzo. ¿Y yo?
Yo estaba - por primera vez en años - a punto de ser follada.
Se suponía que era mi primera y
única aventura de una noche.
Definitivamente no se suponía que se convirtiera en mi jefe.
Siempre había sido la chica
buena, la adicta al trabajo con cada segundo de su vida planeado a la
perfección.
Entonces quedé atrapada en un
ascensor con Julian Hoult.
Él era... irresistible. Sexo
sofisticado en una pulcra camisa blanca. Solamente su voz me puso de rodillas.
¿Que se suponía que debía hacer?
Bien...
Puedo decirte lo que
definitivamente no debía hacer.
Se suponía que no debía
encontrarme con él nunca más. Se suponía que no debía estar desesperadamente
desempleada, y definitivamente no debía aceptar su pequeña y sucia oferta de
trabajo.
Pero no pude resistirme.
Como CEO del imperio Hoult Media,
Julian no se detendrá ante nada para conseguir lo que quiere. Así que, para su
próximo negocio con los multimillonarios más lascivos de Manhattan, me contrató
para que actuara como cebo. Y aunque mi título oficial es Asistente Ejecutiva,
mi trabajo real requiere tops pequeños, faldas ajustadas y hacer alarde de
todos mis atributos hasta que sus clientes sean fáciles de doblegar, hasta que
ya no puedan pensar por sí mismos. Es sórdido e incorrecto. Va contra todo por
lo que he trabajado. Pero con Julian como mi espectador, no puedo evitar
disfrutar cada segundo. Gracias a él, estoy abrazando mi lado malo, y lo
juro...
Nunca en mi vida me sentí tan
bien.
3. DIRTY DEEDS
No hay comentarios:
Publicar un comentario