Mi obsesión nació de inocentes y
buenas intenciones, y comenzó el día en que vi un diario escrito a mano tirado
en los arbustos fuera de una casa en la avenida Lexington. Estaba lloviendo esa
mañana, y mi intención era regresarlo al día siguiente; seguro y seco.
Sólo que lo guardé.
Lo guardé, y lo leí.
Una semana después, abrumada por
la curiosidad y el sentimiento de culpabilidad por albergar secretos que no me
pertenecían, traté de devolverlo.
Sólo que no esperaba conocerlo.
Inexcusablemente despiadado y
enigmáticamente atractivo, dice no saber nada sobre el diario que me
encontré fuera de su lugar, pero el brillo reticente en su mirada me dice
lo contrario.
Hay algo diferente en él; algo
dañado aún mágico, y me siento atraída por él; tirada hacia su órbita.
Sólo hay un problema.
Cuanto más tengo la oportunidad
de conocerlo, más estoy segura de que el diario le pertenecía a él…
…y cuanto más esperanzada me encuentro, egoístamente, estoy equivocada.
Era solamente un fiesta. Una
tonta celebración con champaña y mis mejores amigas. Mientras sople las velas
en mi pastel de divorcio, dije adiós a mi fallido matrimonio y extendí mis
brazos para abrazar mi futuro.
Solo no sabía que mi futuro iba a
llegar en forma de un extraño misterioso sentado al fondo del bar robando
miradas toda la noche.
Y no sabía en ese momento, pero
mi futuro incluso tenía un nombre… Dante Amato.
En las semanas que siguieron, él
me persiguió con imprudente abandono. Rompió mis barreras e ignoró todas las
razones por las cuales somos completamente equivocados el uno para el otro. Me
hizo sentir algo que no había sentido en años… algo tan realmente atemorizante.
Pero en el momento en que lo deje entrar… justo cuando comencé a permitirme enamorarme de este apuesto extraño, él dejó caer una bomba que cambió todo.
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