No conocí la oscuridad y la maldad que se escondía dentro de mi, hasta
que tuve que matar para sobrevivir. Forzado a convertirme en mi peor enemigo.
Con demasiada sangre en mis manos, estaba sorprendido y aún pude ver mi propia
piel.
Maté.
Torturé.
Amé...
Jugué a ser Dios mientras me podría en el infierno. Florecer en control y poder
era la única manera que sabía cómo vivir. No tenía otras opciones.
Si tú no eras mi amigo, eras mi adversario.
Si tú no estabas conmigo, estabas en mi contra.
Traidores, los llamaba. No habían lineas imaginarias. Las crucé todas. Sin
límites. Sin segundas oportunidades. Sin perdón.
No para mi.
Para ellos.
Para todos.
Solo para ella...
Ella me amó. Siempre convencida de que era un santo, nunca creyó que era solo
otro pecador.
Un maldito monstruo.
Excepto, que yo no escogí esta vida. Me. Escogió. A. Mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario