Esta no es una historia sobre dos
personas felices que caen fácilmente enamoradas. Esta es una historia sobre dos
personas rotas que se encuentras una a la otra y no necesariamente se agradan.
Sus caracteres son afilados, rudos y a veces molestos. Ellos están rotos,
refugiados y vulnerables.
—Aquí. —El dijo, presionando sobre la piel arriba de mi corazón. —Tú estás diez
grados bajo cero. Y estás tan cerca de morir como lo estoy yo.
Mi nombre es Parker. Mi cuerpo está marcado con cicatrices de un ataque que no
recuerdo. No quiero recordar. Escogí vivir mi vida mediante la observación, no
a través de la experiencia. Mientras las personas están riéndose, besándose y
conectando, yo estoy en la esquina viéndolos vivir. Soy indiferente a
todo, a todos, la única emoción que siento con cualquier tipo de
profundidad es molestia, y la siento muy seguido.
Un mensaje de texto al número equivocado demuestra ser mi perdición.
Su nombre es Everett, pero puedo llamarlo rudo. Él es molesto, arrogante, el
invade mi espacio personal y lo peor de todo: el me hace sentir.
El escoge vestir todo de negro, todo el tiempo, como si estuviera esperando
para asistir a un funeral. Probablemente porque lo hace.
Everett está muriendo. Y es está pasando sus días finales viviendo, viviendo de
verdad. Y haciendo eso, él está forzándome a sentir, a sanar. Para encontrarme
cara a cara con los demonios que suprimí en mi memoria.
Él me hiere, el me completa. Y aun así está muriendo.
A TEN BELOW CHRISTMAS ZERO
Parker y Everett pasan su primera
Navidad juntos, desde su segundo viaje a la Picketwire Canyonlands, seis meses
antes. Plagada con preguntas, Parker se esfuerza por conservar la paciencia
después de que ella y Everett viven juntos. Cuando Everett sugiere pasar la
Navidad lejos del caos que es su hogar medio-desempacado, Parker tiene
reservas.
¿Salir de la ciudad la animará a abrirse a Everett y hacerle la única
pregunta que ha estado haciendo eco en su mente durante más de un año?
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